Un equipo de investigadores del departamento de Prehistoria, Historia y Filosofía de la Universidad de Cádiz ha comenzado hoy, 7 de noviembre, a realizar una prospección con georradar en terrenos del cementerio municipal de Algeciras donde es posible que existan fosas comunes con los restos de las personas asesinadas por las tropas franquistas en 1936.
Los trabajos, que vienen a culminar una antigua reivindicación del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar, están financiados por la Junta de Andalucía y se hacen de acuerdo a una orden de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del 15 de marzo pasado por la que se acuerdan actuaciones específicas en memoria democrática en varios municipios andaluces.
El profesor Lázaro Lagóstena, responsable de la unidad de geodetección de la universidad, dirige los trabajos, para los que ha usado dos máquinas que escanean el subsuelo del camposanto donde pueden estar los enterramientos, según el mapa de fosas elaborado por la Junta de Andalucía a partir de 2005 que en Algeciras señala la existencia de la que recibe el número 1919/2010 CADI.
Familiares descendientes de tres personas que fueron fusiladas en Algeciras en 1936 por el bando franquista han estado presentes en el acto y han seguido con detenimiento el trabajo de los técnicos y el georradar. Un grupo de integrantes del foro también ha presenciado el trabajo de la máquina. Las labores del georradar se han centrado en dos zonas. Una es la que está señalizada como fosa común en los propios planos del cementerio, que está tras lo que fue el primer muro norte del trazado del patio primitivo del camposanto de mediados del siglo XIX.
La otra es la que está en los pasillos entre la crujía de nichos de la zona sur, que son las que fueron construidas para ampliar el cementerio todo a lo largo del exterior de lo que fue el muro que daba a lo que hoy es la cámara de comercio. Los testimonios de la mayoría de las personas entrevistadas por los historiadores señalan que era en el muro sur, el que daba a la playa de Los ladrillos, donde se ejecutaban los fusilamientos. Otros testimonios señalan que algunos enterramientos se hicieron en la zona norte, en lo que entonces se llamaba El polvorín.
Si la investigación con georradar es positiva y los investigadores descubren alteraciones del terreno compatibles con enterramientos clandestinos, el siguiente paso serán las catas arqueológicas. Será el momento de que un equipo de arqueólogos abra la tierra y busque pruebas de las fosas. Si también este proceso da resultado y se hallan restos humanos, posibles víctimas de la represión franquista, el siguiente paso será la apertura de la fosa y la exhumación de los restos para su posterior estudio y enterramiento digno, de acuerdo con los familiares.