Este es nuestro propósito tanto para Algeciras, como para Dos Hermanas y por derivación para todos los municipios de España. Porque, sin seguridad, no
existe la libertad, ni es posible proclamar que “vivimos en democracia” El
término “democracia” es incompatible con el miedo y con la sensación de
inseguridad ciudadana.
¿De qué me sirve jactarme de que soy de derechas o de izquierdas si lo
siguiente es que me atraquen tras sacar del cajero una paga de jubilado? Me
sirve de una mierda para quienes han dictado leyes que, por desconocimiento
o simple maldad, consideran un “simple hurto” el que roben a una criatura y la
condenen a estar un mes pasando calamidades. Y el ladrón sale al instante
porque es “leve” que le pregunten a un parado si el robo de sus últimos
cincuenta euros para comer es “leve” o si la inquietud de que te hayan robado
la cartera con la documentación sin saber dónde va a parar esa documentación
tiene “levedad”. Pequeñas penas, múltiple reincidencia. La indignación del
dicho “entran por una puerta y salen por otra”, de ahí que individuos, en su
mayor parte pertenecientes a mafias extranjeras, acumulen antecedentes por
docenas y alardeen de seguir viviendo de la delincuencia con absoluta
sensación de impunidad. El conocido “no pasa nada” de extranjeros que irían
dos años a la cárcel tras una buena paliza, por robar un móvil a un ciudadano,
a la prepotencia y el desprecio de unas leyes que contemplan humanitaria y
escrupulosamente los derechos de los delincuentes y para ello desamparan a
las víctimas. Y eso se convierte en un generador de descontento e irritación.
Malo, malo tocarle mucho los huevos a los ciudadanos honrados porque, a la
corta o a la larga, se acaban hartando.
Y el resultado del hartazgo se traduce en las urnas. ¿Qué están murmurando?
¿Qué no se fían de las urnas si el recuento electrónico no lo hace el Ministerio
del Interior sino una empresa de extrañas reminiscencias? Servidora tampoco
se fía y menos aún cuando “los de enfrente” se encuentran sólidamente
respaldados por los billonarios medios de inquietantes globalismos, cuando
nosotros, los de Vox, no estamos amparados por ninguna potencia y contamos
tan solo con nuestros escasos haberes. Cortos de medios para combatir, eso
sí, con mucha fiereza y lograr que los niños, nuestros hijos y nietos, puedan
jugar en las aceras, como antaño y en los parques e incluso si son mayorcitos
regresar solos de la escuela. Porque en las calles no existirán ni pedófilos, ni
agresores sexuales ni delincuentes sean de la nacionalidad que sean, que les
roben las mochilas, el móvil o el dinero de la merienda. No estarán. Así de
simple el propósito. Estudiadas, meditadas y reflexionadas las soluciones, que
son factibles.
Siempre que existan la voluntad y el deseo de que nuestros niños vivan libres y
en paz. Ahora bien, si ese requisito básico para que el ciudadano se sienta
seguro no aparece entre las prioridades de los Gobernantes, entonces, no es
que sean malos e indignos Gobernantes, es que son, simplemente, unos
canallas, tan solo merecedores, como decimos nosotros, de que “sus nombres
y sus memorias sean borrados”.
En verdad Vox es un partido absolutamente “israelizado”, vivimos como Eretz
Israel, rodeados de adversarios que nos atacan por todos los frentes. Como
Israel somos sometidos al boicot de la izquierda que nos demoniza y a la
envidia de “los otros” que no se saben si son de centro, liberales o de lo que
sean, porque nos envidian y su envidia es porque ellos jamás se atreverán a
defender los principios y valores que representamos por culpa de los fantasmas
de sus complejos. Israelizados. A Israel la detesta la izquierda pro islámica y
reniega de su existencia el conservadurismo melindroso y miedica. Palos por
todos lados y prensa manipulada que come del pesebre, censura absoluta.
Pero si con el pueblo de Israel no pudieron Nabucodonosor, ni los romanos,ni
los turcos, ni los árabes, ni la Inquisición, ni los pogroms, ni el Holocausto, ni
todos los países árabes en conjunto que fueron derrotados colectivamente en
seis días, ni han podido ser derrotados jamás en ninguna guerra hasta el día de
hoy y encima acumulan más de doscientos premios Nobel. Con la pequeña
Nación Vox nacida de la gran Nación España, que fuera Imperio en el que
nunca se ponía el sol, tampoco van a poder ni las madres que los parieron a
todos ellos juntos, más la vecina, que se dice que es puta, tampoco.
Nuestros hijos y nietos, algún día, estarán libres y seguros.
Y si el himno de Israel se llama “Hatikva” que significa “la Esperanza”, el himno
de nuestros corazones, con sones de Marcha Real, rezuma esperanza,
fortalece la esperanza, reafirma la esperanza. Nosotros hoy somos y
representamos la esperanza. Y que ella sea bendecida por Dios.
Nuria de Madariaga,
Abogada y periodista.