Por Patricio González. Cuando esta mediodía he llegado a casa me ha sobrecogido la noticia de la repentina muerte de mi amigo Pablo Gutiérrez, profesor del Colegio Salesianos acabado de jubilar, persona íntimamente ligada a la propia Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos y al mundo cofrade en todos los aspectos.
Hace sólo unas horas subía Pablo a la red social de Facebook un recuerdo y nada hacía presagiar su muerte que ha caído como un rayo entre la cantidad de amigos y compañeros que tenía y que hoy le lloramos.
Fuimos compañeros, muchos años, del Colegio Salesianos. Después, la vida nos llevó a estar unidos por nuestra ideología andalucista donde empezamos junto con Mai Barea a confeccionar una revista bajo el título de PODER ANDALUZ que llegó a editar casi cien números. Eran nuestros primeros pasos en el mundo de la política, época de juventud que recuerdo como una de las mejores dentro del apartado político.
Pablo, después se entregó por completo a la docencia en el mismo Colegio en el que estudiamos y a integrarse por completo en el mundo cofrade de la ciudad pero siempre ayudando en las campañas electorales.
Hoy estoy roto. Tenía previsto escribir sobre la incidencia de la pandemia en las últimas veinticuatro horas pero mi desgarro interior me lo impide y sólo quiero dedicarle estas palabras a un amigo que se fue demasiado pronto y casi en silencio, como siempre ha sido él, discreto y encantador, y soportando con enorme estoicidad los duros golpes (que los ha tenido) que le ha dado la vida.
Pablo, tú tienes un sitio asegurado allí arriba porque además de tus creencias religiosas has sido siempre una buena persona y has dado testimonio con tu vida y tus acciones.
Acompaño este artículo con una fotografía de 1.986 en la que estábamos Mai Barea, el entonces Presidente del Partido Andalucista, Luis Uruñuela, yo mismo y Pablo , en la presentación de uno de los números de PODER ANDALUZ.
El vacío que nos deja va a ser imposible cubrirlo pero el recuerdo siempre estará presente porque somos muchos los que te queremos y seguiremos queriéndote.
Descansa en paz, amigo mío.