Francisco Porras Lima, un algecireño de 44 años, forma parte de la organización en los Juegos Olímpicos de las competiciones ecuestres. Curro, como bien se le conoce en su ciudad oriunda, partió el pasado 20 de Julio desde su amada playa del Rinconcillo con un notable propósito: “ mi principal función aquí es asegurar que los 250 miembros de la delegación de la Federación Ecuestre Internacional-FEI- cumplan todas las medidas que garanticen su salud, el éxito de los Juegos y proteja a la población japonesa” así es como bien lo cita Curro, que con cierta consternación, habla de la ausencia de público en estos Juegos insólitos, “lamentablemente la hospitalidad del pueblo nipón no puede ser recompensada con su asistencia a las competiciones debido al cuarto estado de emergencia que el gobierno de Japón decretó el pasado 8 de Julio”.
Su responsabilidad en Tokio 2020 es distinta a la que normalmente desarrolla en la FEI en calidad de Director de Gobierno y Asuntos Institucionales. Pese a llevar una cierta experiencia en este tipo de evento, ya que estuvo muy involucrado en Londres 2012, Río 2016 y en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018, destaca la extraordinaria labor de las diferentes Federaciones, Comités y por supuesto los voluntarios, oficiales y deportistas, “a pesar de la falta de espectadores y las difíciles condiciones en las que tenemos que trabajar, el ambiente es muy positivo y cuando el deporte comienza todos olvidamos por unos momentos el Covid”, una frase esclarecedora que define como nunca el espíritu olímpicos de estos Juegos.
El camino de Curro hasta cumplir su sueño ha sido largo. Licenciado en Derecho por la Universidad de Navarra y en Comunicación y Publicidad en la Universidad de Sevilla; decidió doctorarse en Derecho en el prestigioso Real Colegio de España en Bolonia (Italia). El destino quiso que después de cursar un máster de la FIFA, se situase en Lausana (Suiza) donde habitualmente reside desde 2008 trabajando para la Federación Ecuestre Internacional. La añoranza es algo que cualifica su fuerte sentimiento de pertenencia a la ciudad que le vio nacer, no obstante, cada periodo vacacional no duda en pasarlo con su mujer, Susana, una prestigiosa bióloga que trabaja en Nestlé , y con sus hijos Mateo y Pablo que aunque nacieron en Lausana, se sienten dos algecireños más.
Francisco Porras Lima es uno más de los algecireños que han acudido de una u otra manera a las Olimpiadas de Tokio 2020, “es un orgullo llevar el nombre de Algeciras por todos los rincones del mundo y formar parte de esta pequeña delegación de algecireños y campogibraltareños que estamos aquí en Tokio”. Sin duda, la intrahistoria del llamado sueño olímpicos hace visible personas dignas de memoria para el recuerdo de unos Juegos que permanecerán en la historia, y así nos lo hace ver desde Tokio: “Estos son unos Juegos muy diferentes y sin precedentes en la historia”