No vamos a entrar en esas cuestiones, de sobra conocidas y discutidas, sobre sí la convocatoria del 8-M debió o no realizarse, sobre sí la orden de decretar el Estado de Alarma llegó demasiado tarde, o sobre sí las medidas adoptadas están siendo realmente eficaces.
Pero hay una cosa clara y que ha quedado en evidencia, y es que no teníamos la mejor sanidad de Europa, pero sí los mejores sanitarios del mundo. Y que los españoles no tenemos los mejores políticos, pero sí el pueblo de a pie más solidario y valiente, volcado en una causa común ante la ineficacia manifiesta del Estado. Ya lo decía el cantar del Mío Cid; "Dios, que buen vasallo, si tuviera un buen señor".
Ante las estadísticas escalofriantes que nos llegan día tras día, no puede ser, y que que nadie intente hacerme cambiar de opinión, que en pleno estado de alarma, las televisiones, privadas, reciban 15 millones de euros de las arcas públicas, mientras contemplamos a través de ellas, entre alegría y estupor, como tienen que ser los españoles de a pie los que tengan que organizarse de forma voluntaria y a base de solidaridad para formar auténticas redes logísticas que puedan suministrar a nuestros sanitarios, de algo tan inocuo como simples equipos de protección individual.
Y como nuestros valientes sanitarios, nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad, nuestros soldados, nuestros vigilantes, nuestros transportistas y portuarios, nuestros trabajadores de los supermercados y demás establecimientos necesarios, nuestros repartidores, nuestro personal de limpieza,.. al pie del cañón. Sin ceder un palmo. En lucha codo con codo con esos millones de españoles que desde sus domicilios o desde sus empresas están realizando todo eso que el gobierno no es capaz de hacer, eludiendo responsabilidades y echando balones fuera mientras algunos palmeros gritan gol. Y esto último va para todos. Para los que forman gobierno y para los que ya lo formaron. Y también para los que pretenden formarlo. Azules, rojos, verdes y morados. No habéis estado a la altura.
Y mientras, España, la auténtica España, organizándose. Porque solo el pueblo salva al pueblo. Nuestro aplauso de hoy, para todos nuestros currantes que no pueden hacer cuarentena, para los que la hacemos, para los pequeños y medianos empresarios, para los autónomos. Para nuestras grandísimas abuelas costureras, para nuestros voluntarios y voluntarias que ejercen fabricando, donando o suministrando todos esos recursos tan primarios que el Estado no ha sido capaz de garantizar. Saldremos de esta, porque somos el mejor pueblo del mundo.
AD