Mañana 8 de junio, se cumple el cincuenta aniversario del cierre de la verja de Gibraltar por el gobierno del General Franco.
De esta forma, la población de la roca británica quedó aislada totalmente desde 1969 hasta 1982, año en el que el gobierno de Felipe González acordó la apertura de nuevo de la frontera.
Para analizar el contexto en el que se produjo el cierre de la verja, hay que trasladarse hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando la propia Organización de Naciones Unidas (ONU), incluyó a Gibraltar en una resolución como una colonia del Reino Unido que debía ser descolonizado.
La creación del llamado “Gobierno de Gibraltar”, tras el referéndum de 1967, y la incursión de aviones de guerra británicos violando el espacio aéreo español, llevaron al gobierno a tomar la decisión de cerrar permanentemente la verja.
El gobierno español, para paliar el desastre económico que conllevaba el cerrojazo, puso en marcha los llamados “Planes Nacionales de Desarrollo”, ya que además unos 4.800 españoles, en su mayoría linenses, habían quedado en paro al no poder mantener sus puestos en Gibraltar.
En ese marco se calificó al Campo de Gibraltar como “Zona de Preferente Localización Industrial”, que favoreció que en la bahía de Algeciras se instalaran varias grandes empresas que favorecieron el crecimiento económico de la zona, que hoy es el polo industrial más importante de Andalucía.
Entre ellas, una refinería de petróleo (1967), la procesadora de papel CELUPAL (1969), la factoría de ACERINOX (1973) o la central térmica de carbón de Los Barrios (1974), entre muchas otras. Se crearon más de 7.600 puestos de trabajo.
Se pretendía de esta forma lograr que el Campo de Gibraltar fuera un auténtico motor económico que consiguiera dar los pasos necesarios para la recuperación del peñón para España. Muchos consideraban entonces que si Gibraltar era británico y no español, se debía a que Gibraltar era más fuerte que la Bahía de Algeciras. Se pretendió revertir la situación.
Se construyeron en La Línea además miles de viviendas sociales, la Casa del Mar, centros de enseñanza, el Museo, instalaciones deportivas o el Burgo Turístico.
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Las conversaciones entre España y Reino Unido quedaron congeladas hasta el año 1974, que a solicitud de los ingleses se reanudan.
Pero el gobierno de Franco decidió presionar aún más a Gibraltar, y urbanizó todo el suelo neutral entre la verja y la antigua Línea de Contravalación, que hoy en día se corresponde con la Avenida del Ejército de la población linense. Se construyó el puerto, el Palacio de Congresos, la estación de autobuses, el Parque Municipal y el Estadio de la Real Balompédica Linense, entre otras construcciones.
Tras la muerte de Franco y la llegada de los primeros gobiernos democráticos, el cierre de la verja de Gibraltar continuó. Pero en 1982 el gobierna socialista de Felipe González ordenó su reapertura para cruzar la frontera a pie. Hasta 1985 no fue abierta a la circulación de vehículos. Y los enlaces aéreos no fueron restaurados hasta diciembre de 2006, poniendo fin total a las condiciones de cierre en 2009.
Muchos recuerdan estos sucesos como una tragedia, y la futura aplicación del Brexit en Gibraltar han vuelto a hacer aparecer a los viejos fantasmas del “cierre de la verja”.
