El radar de velocidad situado en la salida norte de Algeciras (que conecta con la N-340 en dirección Málaga) ha sido destruido en un nuevo sabotaje vandálico.
Para evitar que el radar realice su función, se ha roto el cristal protector de la cámara que hace las fotos a los vehículos que rebasan en ese punto la velocidad fijada, y marcada en cuarenta kilómetros.
Según la normativa en España, destrozar un radar de velocidad podría conllevar hasta sanciones de 40.000 euros por sustituirlo, más 15.000 € de la cabina. Además de la más que probable multa por vandalismo, cuya cantidad ascendería a los 3.000€.
En uno de nuestros países vecinos, Francia, los ciudadanos han destruido en una oleada de violencia ya el 75% de los radares de carretera del país, en protesta por las subida de los precios de los carburantes. El movimiento, conocido como los “chalecos amarillos” por el chaleco reflectante que todos los conductores han de llevar en sus vehículos y que han portado como seña de identidad, entraron en cólera y además comenzaron a incendiar los peajes de las autopistas.
Por otro lado el túnel de Algeciras inaugurado en 1999 sigue siendo un lugar de tránsito peligroso, motivo por el cual existe una reducción de velocidad antes de llegar a él. Son numerosas las voces que se han alzado para su cierre, tras los números e incesantes accidentes habidos en el túnel.
