Alrededor de las diez se produce una llamada telefónica desde Madrid. El Alcalde algecireño, Rafael López Correa, rompe todos los esquemas de lo que estaba llamado a ser un día más de trabajo. Instrucción concreta a los funcionarios adscritos a la Alcaldía: localizar de manera urgente, cómo sea, dónde sea, a los restantes seis Alcaldes de la comarca del Campo de Gibraltar.
Es el propio López Correa quien se pone al teléfono. Pide a sus compañeros que asistan a una reunión conjunta en el edificio del Ayuntamiento de Algeciras.
Van llegando los alcaldes. El primero en incorporarse, Pedro Alfageme González, de La Línea de la Concepción. Le siguen Juan Antonio Núñez Manso, de Tarifa; Antonio Cruces Pérez, de Castellar de la Frontera; José García, de San Roque; José castilla Gómez, de Jimena de la Frontera; y Julio Sánchez, de Los Barrios.
Café para todos. Sucesión de llamadas telefónicas, sin disimulo de impaciencia por tardanza en establecer comunicaciones. En aquellas fechas las esperan eran cosa obligada. Todavía se necesitaba recurrir al 09 y a la oficial larga distancia.
Nadie se mueve del despacho de la Alcaldía algecireña. Llega la hora del almuerzo. Este no puede ser más frugal: los clásicos bocadillos suministrados por un cercano establecimiento.
Y es que el tema era merecedor de especial interés y atención. A López Correa, de manera fidedigna, pero con garantías de proceder de fuente superior, solvente y del mayor crédito. Le había llegado una importantísima noticia: A la reunión del próximo Consejo de Ministros se llevaría el PROYECTO DE CREACIÓN DE PROVINCIA EN EL CAMPO DE GIBRALTAR.
Mentor y patrocinador de esta iniciativa, D. Fernando María Castiella y Maíz, Ministro de Asuntos Exteriores desde el 25 de febrero de 1957 al 29 de octubre de 1969. Lo obsesivo de este Canciller por recuperar Gibraltar y resolver este contencioso, llevó a que se le conociera en los círculos diplomáticas como “El Ministro del Asunto Exterior”.
Es necesario subrayar, no obstante, que la fijación por este ideal recuperador patrio no era exclusiva de Castiella. Era declaración tradicional, reiterada solemne y oficialmente, que los sucesivos Gobiernos que se formaban hasta hace algunos años, hacían constar, de un modo indubitable y preciso, la referencia a la devolución a España del Peñón. Se recurrió, incluso, a medidas de presión consideradas radicales que llevaron al cierre de la Verja.
Esta pretensión reivindicativa se puso de manifiesto, así mismo, hasta en tiempos de la Primera República. Los cuatro Presidentes abogaron por la reclamación: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar.
En la exposición de motivos del referido proyecto, se pretendía conseguir un desarrollo modélico que sirviera de señuelo a los gibraltareños.
El territorio de la nueva provincia no sólo correspondería a los propios límites del Campo de Gibraltar. Su extensión abarcaría cuarenta municipios: doce de Cádiz y veintiocho de Málaga. Por el norte incluía Ronda y Ubrique.
Como anécdota, cuando se estaba llevando a cabo la reunión de los alcaldes Campogibraltareños, los presidentes de las corporaciones de Ronda y Alcalá de los Gazules, telefonearon a López Correa, mostrando su adhesión al proyecto, para alentar a sus compañeros en las gestiones que llevaran a cabo, y haciendo patente el deseo de que ambas poblaciones fueran parte integrante en la posible nueva comunidad provincial.
Aunque desde Madrid se intentó que el tema se llevara con el más absoluto secreto, una indiscreción del Gobernador Civil de Cádiz, Julio Rico de Sanz, a Miguel Primo de Rivera, Alcalde de jerez de la Frontera, puso al descubierto toda la trama.
En Cádiz se organiza un tremendo revuelo. El protagonista de la protesta al proyecto lo acapara Fernando Portillo Scharffaussen, Presidente de la Diputación Provincial, persona que, en aquella fecha clave, tenía el innegable ascendiente e influencia en los medios políticos gaditanos.
En un tiempo record, Portillo moviliza a los procuradores en Cortes por la provincia de Cádiz, Baldomero García, José Martínez Romero, José Bohórquez y Mora-Figueroa, Jerónimo Almagro y Montes de Oca (muy vinculado a Algeciras, donde residían sus familiares) y Pedro Hidalgo (natural de Gaucín, uno de los núcleos de posible inclusión en la nueva área provincial y que había sido Alcalde de San Roque, la ciudad considerada como capital “espiritual” de la comarca).
Viaje inmediato, en comitiva, a Madrid. Jornada maratoniana de entrevistas con Luis Carrero Blanco, Vicepresidente del Gobierno y los Ministros Pedro Nieto Antúnez (Marina), Camilo Alonso Vega (Gobernación), Federico Silva Muñoz (Obras Públicas), José Solís Ruiz (Secretario General del Movimiento y Sindicatos) y Jesús Romero Gorría (Trabajo).
Como puede comprobarse, gestiones de alto nivle jerárquico que, paralelamente, se llevan a cabo desde Málaga por parte de sus representantes en las Cortes Españolas. Las fuerzas vivas de ambas provincias se movilizan ante el temor de ver trastocadas sus demarcaciones territoriales y lesionados los derechos jurídico-económicos que venían detentando.
Se unieron, codo con codo, para boicotear el propósito de Castiella y, sin que en esos momentos pudiera afirmarse el apoyo que a éste prestaban sus compañeros de gabinete, Camilo Alonso Vega y Manuel Fraga Iribarne.
Se llegó a comentar la intervención personal del escritor José María Pemán, claro adversario a la creación, que haciendo valer su, al parecer, facilidad de intercomunicación con El Pardo, pudo contactar con Francisco Franco, que se limitó a preguntar “si se había consultado con los responsables provinciales”. En resumen: el intento quedó abortado y el tan repetido Proyecto no llegó a debatirse en Consejo de Ministros.
Por tanto, aquellos siete alcaldes vieron diluidas sus esperanzas y la nulidad de sus esfuerzos en aquel 21 de febrero de 1969. La ilusión y entusiasmo que habían desplegado en sus numerosos telegramas y comunicaciones cursadas a todos los Departamentos Ministeriales en apoyo y solicitud a favor de la nueva Provincia, se desvanecieron. Cádiz y Málaga, uniendo esfuerzos, habían ganado una partida que no llegó ni a jugarse.
No puede soslayarse la dificultad inherente a culminar con éxito el intento de Castiella. Desde que en 1833 el Ministro de Fomento, Javier de Burgos, llevó a cabo la Demarcación Provincial, sólo hubo una modificación de importancia: en 1927, con la Dictadura de Miguel primo de Rivera, se dividió Canarias en dos provincias. Hasta entonces la capital era Santa Cruz de Tenerife, creándose una nueva provincialidad con Gran canaria, Lanzarote y Fuerteventura.
No obstante este antecedente, con todas las dificultades que un tema de tanta trascendencia llevaba implícitas, la creación estuvo a punto, por horas, de salir adelante. En este sentido no quedan dudas. La Administración frnaquista debatió esta cuestión. Lo que comenzó con el proceso de Descolonización de la ONU, que llevó al Gobierno Español, en 1960, a presentar el caso de Gibraltar; que el trámite a seguir consistía en que por Madrid y Londres se iniciaran negociaciones para la restitución del peñón; que se desvirtuara por parte británica esta posibilidad, mediante la concesión de la Autodeterminación al pueblo Calpense; todo ello nos lleva a que, ante las continuadas obstrucciones inglesas a buscar una solución al contencioso, las autoridades hispanas se implicarán en una medida tan excepcional y novedosa en política como la nueva Provincia en el Campo de Gibraltar.
Resulta curioso: Castiella y sus colaboradores tenían estudiado el tema de la Provincia tan a fondo, que el titular de Exteriores pidió a Manuel Fraga Iribarne, Ministro de Información y Turismo, que prescindiera de su Director General, Carlos Robles Piquer, ulteriormente Ministro y cuñado del propio Fraga, para ser nombrado primer e histórico Gobernador Civil de la Provincia de Gibraltar. En un trabajo periodístico firmado por Pedro Fernández Barbadillo, se recogen estas manifestaciones del citado Robles Piquer: “Al final, un régimen considerado dictatorial cedió a las presiones de quienes se sentían agraviados por la iniciativa, que fueron, sobre todo, las Diputaciones de Cádiz y Málaga”.
Se llegó a comentar, al parecer con muy escaso fundamento, que para cubrir el cargo, Exteriores había sopesado nombrar al abogado gibraltareño, José Manuel Tryay, casado con española y muy proclive a un entendimiento amistoso Madrid-Londres.
La capitalidad de la Provincia se fijaba en Algeciras, como primera posibilidad, o en un municipio de nueva creación también, que agruparía las localidades de Algeciras, Los Barrios, San Roque y La Línea de la Concepción.
Ya en 1965, el Plan de Desarrollo Económico-Social del Campo de Gibraltar, constituyó un positivo planteamiento para potenciar social, industrial y económicamente la Comarca. La implantación, además, de una Comisión de Servicios Técnicos, radicada en Algeciras y presidida por el General Gobernador Militar, dotó al Área de una serie de Delegaciones Especiales de diversos ministerios; la Zona tenía, por tanto, un funcionamiento de operativa similitud a las del resto de las provincias.
Años después, en 1982, por Decreto 202/1982, de primero de febrero, se creó la figura del Subgobernador Civil, que recayó y tuvo como titular durante poco tiempo, a Salvador camino Crespo. Con ser una medida especial y un tímido reconocimiento a la importancia de la Comarca, se incluyó en el texto una cuidadosa observación: “Dependerá del Gobernador Civil de Cádiz”. Cautelar aclaración para evitar roces y susceptibilidades con los órganos políticos gaditanos.
Hubo posteriores intentos para reactivar el proyecto creativo de Provincia. Fraga Iribarne, en 1973, pidió recuperar la idea; en la Transición, se volvió a recordar y, en 1994, desde nuestra Comarca, se reivindicó.
Como antecedente histórico del tema, resulta del mayor interés conocer el trabajo del que es autor Juan Carlos Pardo González. Se refleja en el mismo que en el Servicio Histórico del Ejército se encuentra el legajo titulado “Población de los terrenos baldíos y realengos despoblados de las Algeciras”. En este documento, el coronel D. Bartolomé Porro, con fecha 28 de octubre de 1720, redacta un memorial para crear en esta zona un ente con personalidad jurídica propia, que denomina como Provincia final. El tema viene de antiguo, aunque por razones muy distintas.
Como epílogo a las consideraciones reflejadas sobre algo relevante que pudo cambiar para siempre el panorama del Campo de Gibraltar y el mapa provincial de España, algunas pinceladas para conocer las remociones en sus cargos de personas que, de alguna manera intervinieron en el tema y cuyos ceses se sucedieron, curiosamente, en mil novecientos sesenta y nueve.
El protagonista principal, Fernando María Castiella, cesó como Ministro de Asuntos Exteriores en el mes de octubre.
Julio Rico de Sanz, el “indiscreto” Gobernador Civil, dejó de ejercer sus funciones en junio.
Rafael López Correa, convocante de la reunión de alcaldes de la comarca y aglutinador de las adhesiones al Proyecto acordadas en Algeciras, cesó en mayo.
Queda para el final la figura de Fernando Portillo Scharffaussen, el dinámico impulsor y catalizador de las protestas gaditanas. Cesado por el Ministro de la Gobernación, en septiembre de 1969, vale la pena detenerse en conocer la interpretación del interesado, a través de amigos o periodistas, sobre su salida de la actividad política.
Escribió en el Diario de Cádiz el abogado gaditano José Ramón del Río, que sucedió a Portillo en la Presidencia de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cádiz: “El propio Fernando Portillo me comentó las causas. En ese año, el Ministro Castiella había iniciado la campaña de reivindicación de Gibraltar y entre las medidas que había discurrido se encontraba la creación de una Provincia con ese nombre, integrada por los municipios del Campo de Gibraltar y algunos de Málaga, entre ellos Ronda.
El que era Gobernador Civil, a la sazón, Julio Rico, le dio a Fernando la noticia que en el próximo Consejo de Ministros, D. Camilo Alonso Vega, Ministro de la Gobernación, llevaba la creación de la nueva Provincia. Fernando se lo comunicó a Miguel Primo de Rivera, alcalde de Jerez, y ambos marcharon a Madrid, repartiéndose las visitas a las altas personalidades del Régimen. A Fernando le correspondió visitar al Almirante Carrero Blanco y obtuvo de él su apoyo. Cuando en el Consejo de Ministros, Don Camilo llevó su propuesta, se encontró con la sorpresa de que Franco le preguntara si esa creación había sido consultada con las autoridades de la provincia y, ante su negativa, quedó el asunto sobre la mesa. Es lícito suponer que si Fernando se salió con la suya, poco tardaría en ser cesado del cargo de presidente de la Diputación. Su cese motivó una airada reacción, para los tiempos que corrían, de autoridades y fuerzas vivas provinciales. Pemán llegó a expresar su amor, dolor y pena”.
El periodista Fernando Santiago, presidente de la Asociación de la Prensa de Cádiz, en artículo de fecha 3 de junio de 2011, se refiere al cese con las siguientes líneas: “A raíz del fallecimiento de Fernando Portillo, el que fuera Presidente de la Diputación y luego Diputado de UCD por Cádiz, he tenido la oportunidad de investigar sobre las causas de su cese en el verano de 1969. Fernando Portillo se opuso a la propuesta del Ministro del Interior de entonces, Camilo Alonso Vega, de crear una nueva Provincia en el Campo de Gibraltar. El Decreto iba a Consejo de Ministros cuando se enteró Fernando, que se fue a Madrid y consiguió parar la decisión, pero le supuso el cese como Presidente de la Diputación. Aparte del arrojo de Fernando portillo a la hora de oponerse, en aquella hora, a Camilo Alonso Vega (y encima triunfar) cabe pensar que, en aquel momento, se esfumó para siempre la oportunidad de crear una nueva provincia, lo que con el tiempo se ha llamado la Novena provincia Andaluza”.
Ambos textos relatan de un modo parecido el importante papel ejercido por Fernando Portillo. Sería una excelente idea que desde cualquier entidad oficial, corporativa o cultural, se llevaran a cabo gestiones para conocer los términos del Proyecto de creación de la provincia. Este importante documento que, es historia viva de lo que puso haber sido y no fue, estará en los Archivos de Gobernación (hoy interior), Asuntos Exteriores o General del Estado.
Para finalizar, creemos que nunca existirá un tema tan socorrido para la clase política campogibraltareña. Cada convocatoria electoral, cada presentación programática, cada razonamiento de queja por falta de atención desde Cádiz, es un recurrir a la creación de una nueva Provincia.
Y esta repetitiva petición pudo ser una realidad a partir del 21 de febrero de 1969.
Un trabajo investigador de Santiago Fernández Delgado (Grupo de Patrimonio Juan Ramón Jiménez de Algeciras)